viernes, 6 de diciembre de 2013

A un gran hombre.

 
 
 
 
 
Ayer te fuiste. Dejaste un vacio enorme en muchísima gente pero a mi, además de un vacío, me dejaste muchas dudas: ¿Por qué? ¿Por qué dijiste lo que dijiste? ¿Por qué defendiste lo que defendiste? ¿Por qué luchaste por lo que luchaste? ¿Es que acaso no sabias que el ser humano, por muy bondadoso que aparente ser, es cruel con los que son diferentes a él? Pero no estés triste. Tu no tienes la culpa de nada.
 
Todo ser humano tiene una parte buena y una mala. Tu intentaste sacar la cara buena de la gente con toda tu buena intención pero, por desgracia, esas personas solo te enseñaron la mala. Te encerraron por el simple hecho de ser alguien bondadoso, con buen corazón, con una sonrisa siempre en los labios... Por ser alguien que defiende la igualdad entre razas. Una igualdad que, desgraciadamente, a día de hoy la tenemos que defender, ya que no la podemos conseguir así por las buenas. No solo me refiero a la igualdad entre razas, sino a la igualdad en general. Yo quiero eso, y sé que tu también lo querías.
 
Ahora que no estas aquí, me siento desprotegida. Tengo miedo de que el mundo se convierta en algo peor de lo que es, ya que aún quedan cosas buenas en él y no quiero que nadie nos arrebate esas cosas.  Es increíble lo mucho que te quiere y te admira la gente por defender algo que debería ser obvio. Aun así, llegaste a los corazones de todo el mundo con tu corazón y tus buenas intenciones. Fuiste la inspiración de muchas personas que están en este mundo ahora, y también de las que aún no han llegado a él.
 
 
Gracias por todo.
 
 
 
             Nelson Rolihlahla Mandela.
(1918-2013)