sábado, 1 de junio de 2013

¿Donde estás, Jack?

Me despierto con dolor de cabeza. La almohada está mojada. Desde que empezó mi historia con Jack, el dormirse llorando es algo muy típico en mi. Me levanto mareado. Me cuesta caminar. Voy al baño. Vomito. Estoy nervioso e inestable. En ese momento me pregunto si Jack, que siempre se preocupaba por mi a la mínima que me ponía enfermo, vendrá a ayudarme. Aprieto las manos mientras se me caen algunas lágrimas. Siempre me han afectado nuestras discusiones, pero esto es pasarse. ¿Poner el peligro mi propia salud por él? ¿De verdad vale tanto la pena?

Después del mal momento que he pasado en el baño, me voy a la sala de estar, dispuesto a encararme con él y decirle que teníamos que hacer un cambio. Pero no pude decírselo, no por que no tuviese voluntad a hacerlo, sino porque él no estaba. Estaba su manta y su almohada en el sofá que, curiosamente, también estaba mojada de lágrimas. Miro a mi alrededor. "¿Jack?" grité. "¿Donde estas, Jack?" No puedo mas. Esto me supera. Me cuesta respirar, me mareo, me tiemblan las piernas. para intentar tranquilizarme, me tumbo en el sofá. Lloro. Lloro con mas fuerza que nunca. Todo a mi alrededor gira. En medio de mi ataque de ansiedad, una idea fugaz cruza mi cabeza. Me levanto, abro la puerta y corro. Corro sin mas. No sé por donde voy. Solo sé que, de repente, me paro. Miro a mi alrededor. Estoy allá. En el parque. En el árbol... Mi subconsciente me trajo hasta  aquí. También mi subconsciente pudo ver perfectamente aquella silueta perfecta, que me miró y se levantó. Nos quedamos mirándonos a los ojos, en un silencio que solo era interrumpido por mis ruidos intentando respirar con dificultad. Intenta sonreír. No... No puedo con su sonrisa. Le sonrío agotado. Acto seguido, todo lo de mi alrededor se desvanece.

Me despierto con una agradable sensación de calidez. Normal, estaba en sus brazos. Me miraba a los ojos mientras me acariciaba la cara suavemente. Estaba velando por mis sueños. "Menudo susto me has dado. Empezaba a pensar que era algo grave. Por suerte solo estabas agotado." Me abraza mas fuertemente. Al notar su gesto de cariño, me echo a llorar. Escondo mi cabeza en su hombro y sollozo palabras incomprensibles, mientras él me acaricia en la espalda. Entre sollozo y sollozo a veces oigo algún "lo siento" por parte suya. "Cállate. Cállate, por favor. No te vayas nunca mas. No te imaginas lo que he sufrido por tí." Él no responde. Se queda abrazándome durante mas de una hora. Después de ese tiempo me lleva a casa (nuestra casa) y me ayuda a tumbarme en el sofá. Me besa. Me besa durante varios minutos. Me quita la ropa y me da vuelta, siempre con suavidad. Mis manos buscan las suyas. Las aprieto con fuerza, para evitar  que se vuelva a ir.

Lo hacemos durante varias horas. No quiero que pare. Cada vez que notaba como su energía va disminuyendo siempre le suplico que siga. En un momento dado, él se deja caer en la cama. Me mira y me vuelve a pedir perdón. "No tengo excusa, la discusión de ayer fue por mi culpa. Lo siento. Siento haberme ido y no haberte dejado ni una nota. Pero necesitaba reflexionar. Necesitaba ir al sitio donde empezó todo, para saber en donde estaba el problema. ¿y sabes que? Ayer tenias razón. Últimamente estoy muy distante. Todo es culpa de mi trabajo. Me agota emocionalmente. A veces tengo ganas de gritar de rabia y de estrés. Y lo único que puedo hacer para aliviarlo es ir a casa, y verte a ti. Es lo único que me consuela. Aun que no me digas nada." Le miro a los ojos: "¿Y lo que acabamos de hacer era una forma de aliviarte?" Me mira mordiéndose el labio de preocupación por mi pregunta. "Si... Lo siento". Me río. Al verme bien, él también ríe. No dijimos nada mas. Simplemente, nos abrazamos y nos dormimos. Antes de cerrar los ojos me quedé pensando en lo que me había dicho. Tenia sentido. Sonreí. Otra vez.

Ya no lloraba, estaba feliz. Me había echo sentir mejor, al igual que él cuando me veía a mi después del trabajo. Antes de dormirme, le miré. Nos miramos. Lo mejor de estar con él, es que solo hacia falta una mirada para entendernos.

Eso es lo mejor de todo.