Vale, no. No puedo mas.
He intentado ser fuerte pero esto me puede.
Tengo ganas de tirarme de los pelos,
gritar, tirarme a la cama y echarme a llorar.
No os asustéis, no me pasa siempre,
solo cuando siento que le necesito.
Está lejos, demasiado para mi.
Tanto que no puedo verle siempre que quiera.
Las noches son un suplicio para mi,
pienso, y entre otros pensamientos siempre sale él.
Y cierro los ojos deseando un nuevo día
para tener una nueva oportunidad de ser feliz.
Las 11 de la mañana. ¿tan difícil es que llegue esa hora?
¿Por que tiene que ser todo tan duro?
¿Por que no puedo cerrar los ojos,
y abrirlos deseando estar entre sus brazos?
Mi vida sería mucho mas fácil si así fuera.
En estos casos recurro a la imaginación.
Me imagino escenas con nosotros de protagonistas,
donde todo es posible,
donde no tengo que esperar a una hora concreta
para poder verle a la hora del patio.
Que feliz seria...
Otras veces mi mente crea historias
con mis queridos Jack y Robert.
Personajes sacados de mi mente,
destinados a luchar por su felicidad juntos hasta el final.
Hasta el fin de sus días.
Me siento tan identificada...
Estas historias me enseñan que,
si quiero la felicidad,
tengo que ser paciente.
Y esperar a ver su cara,
para sonreír y seguir con mi vida,
feliz...
A su lado.
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